Por eso me gusta escuchar a Schubert mientras conduzco. Como he dicho, es porque todas sus interpretaciones son imperfectas. Un tipo de imperfección densa y artística estimula tu conciencia, te mantiene alerta. Si escucho una interpretación absolutamente perfecta de una pieza absolutamente perfecta mientras conduzco, puede que quiera cerrar los ojos y morirme en ese mismo instante. Pero al escuchar Re mayor, puedo sentir los límites de lo que el ser humano es capaz de hacer: que cierto tipo de perfección sólo puede alcanzarse mediante una acumulación ilimitada de imperfecciones. Y personalmente eso me parece alentador.