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  • A él le parecía tan hermosa, tan seductora, tan distinta de la gente corriente, que no entendía por qué a nadie perturbaba tanto como a él el chasquido de sus tacones sobre los adoquines, por qué a nadie enloquecía el corazón con la brisa agitada por los suspiros de sus velos, por qué todo el mundo no enloquecía con los movimientos de su trenza, el vuelo de sus manos, el oro de su risa. No se le había escapado ni uno solo de sus gestos, ni uno solo de los indicios de su carácter, pero no se atrevía a acercarse a ella por miedo a destruir el hechizo.

    FaceBook post by Gabriel García Márquez from Mar 25, 2015