Venimos de Dios, e inevitablemente los mitos que tejemos, aunque contengan errores, también reflejarán un fragmento astillado de la verdadera luz, la verdad eterna que está con Dios. En efecto, sólo fabricando mitos, sólo convirtiéndose en "subcreador" e inventando historias, puede el Hombre aspirar al estado de perfección que conoció antes de la Caída. Puede que nuestros mitos estén mal orientados, pero nos conducen, aunque temblorosamente, hacia el verdadero puerto, mientras que el "progreso" materialista sólo conduce a un enorme abismo y a la Corona de Hierro del poder del mal.