-
La caridad nunca humilló a quien se benefició de ella, ni lo ató con las cadenas de la gratitud, puesto que no fue a él, sino a Dios, a quien se hizo el don.
La caridad nunca humilló a quien se benefició de ella, ni lo ató con las cadenas de la gratitud, puesto que no fue a él, sino a Dios, a quien se hizo el don.