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Un ansioso desasosiego, un feroz deseo de ganancia se ha apoderado del mundo comercial, y en casos ya no raros los bienes más preciosos y permanentes de la vida humana han sido locamente sacrificados en aras del enriquecimiento momentáneo.
Un ansioso desasosiego, un feroz deseo de ganancia se ha apoderado del mundo comercial, y en casos ya no raros los bienes más preciosos y permanentes de la vida humana han sido locamente sacrificados en aras del enriquecimiento momentáneo.