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  • La tristeza divina es un don del Espíritu. Es una profunda comprensión de que nuestras acciones han ofendido a nuestro Padre y a nuestro Dios. Es la conciencia aguda y aguda de que nuestro comportamiento hizo que el Salvador, Aquel que no conoció pecado, incluso el mayor de todos, soportara agonía y sufrimiento.

    Ezra Taft Benson (1988). "Las enseñanzas de Ezra Taft Benson", Bookcraft Pubs