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Imagina que todos los jueves te explotaran los zapatos si te los atas de la forma habitual. Esto nos pasa todo el tiempo con los ordenadores, y a nadie se le ocurre quejarse.
Imagina que todos los jueves te explotaran los zapatos si te los atas de la forma habitual. Esto nos pasa todo el tiempo con los ordenadores, y a nadie se le ocurre quejarse.