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América y el Islam no son excluyentes ni tienen por qué competir. Al contrario, se solapan y comparten principios comunes de justicia y progreso, tolerancia y dignidad de todos los seres humanos.
América y el Islam no son excluyentes ni tienen por qué competir. Al contrario, se solapan y comparten principios comunes de justicia y progreso, tolerancia y dignidad de todos los seres humanos.