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El mundo no es dialéctico: ha jurado los extremos, no el equilibrio, ha jurado el antagonismo radical, no la reconciliación ni la síntesis. Éste es también el principio del mal.
El mundo no es dialéctico: ha jurado los extremos, no el equilibrio, ha jurado el antagonismo radical, no la reconciliación ni la síntesis. Éste es también el principio del mal.