-
No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor pesa tanto como el que se siente por alguien, dolor intensificado por la imaginación y prolongado por cien ecos.
No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor pesa tanto como el que se siente por alguien, dolor intensificado por la imaginación y prolongado por cien ecos.