No cabe duda de que esta fusión de terrorista y musulmán alimenta formas virulentas de islamofobia, alentada también por incidentes como la masacre del Westgate Mall en Nairobi y el atentado contra la Iglesia Anglicana en Pakistán. El 11-S intensificó enormemente esta tendencia a la fusión, pero también había sido alimentada por la propaganda israelí que presentaba a sus adversarios palestinos y árabes como "terroristas". De hecho, el enfoque del gobierno estadounidense tras el 11-S estaba modelado en muchos de sus rasgos en las tácticas israelíes desarrolladas durante la larga ocupación de Palestina.