Las expectativas [de Mijaíl Bakunin] se confirmaron en general, incluida su predicción de que algunos tratarían de hacerse con el poder del Estado a lomos de la revolución popular, construyendo entonces una "burocracia roja" que sería una de las peores tiranías de la historia, mientras que otros reconocerían que el poder reside en otra parte y servirían de apologistas del mismo, convirtiéndose en mistificadores, "desactivadores" y gestores, al tiempo que exigían el derecho a funcionar en "aislamiento tecnocrático", en la jerga del Banco Mundial.