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Vivimos en un mundo en el que el deporte tiene el potencial de tender puentes entre el racismo, el sexismo y la discriminación. Los Juegos Olímpicos de 2012 fueron un gran comienzo, pero lo que estos Juegos nos enseñaron es que si se da a las mujeres una oportunidad en igualdad de condiciones, las posibilidades para ellas son infinitas.