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  • Amaba al viejo gobierno en 1861. Aún amo la vieja Constitución. Creo que es el mejor gobierno del mundo, si se administra como antes de la guerra. No lo odio; ahora sólo me opongo a los revolucionarios radicales que intentan destruirlo. Creo que ese partido está compuesto, como sé que lo está en Tennessee, por los peores hombres del mundo, hombres que no vacilarían ante ningún crimen y que sólo tienen un objetivo en mente: enriquecerse.