Infancia turbulenta, ensoñaciones adolescentes en el zumbido del motor del autobús, mañanas, chicas vírgenes, playas, músculos jóvenes siempre en la cima de su esfuerzo, ligera ansiedad vespertina en un corazón de dieciséis años, ansia de vivir, fama, y siempre el mismo cielo a través de los años, infalible en fuerza y luz, insaciable en sí mismo, consumiendo una a una durante meses a las víctimas tendidas en forma de cruces en la playa a la hora mortecina del mediodía.