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  • Sí, Dios te ama hoy y siempre. No está esperando para amarte hasta que hayas superado tus debilidades y malos hábitos. Él te ama hoy con plena comprensión de tus luchas. Sabe que acudes a Él en oración sincera y esperanzada. Él sabe de las veces que te has aferrado a la luz que se desvanecía y has creído, incluso en medio de la creciente oscuridad. Conoce tus sufrimientos. Conoce tu remordimiento por las veces que te has quedado corto o has fracasado. Y aun así, Él te ama.