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Que cada pedo sea un trueno por la libertad. Que cada pedo recuerde a la nación lo mucho que ha dejado escapar de su control. Es un pequeño gesto, pero puede ser muy eficaz, especialmente en una gran multitud. Así que échate un pedo, y si es necesario, échatelo a menudo. Pero siempre sin disculparse. Pégate un pedo por la libertad, pégate un pedo por la libertad, y pégate un pedo con orgullo.