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  • Los hombres, creyendo en mitos, siempre temerán algo terrible, un castigo eterno como seguro o probable. . . Los hombres basan todos estos temores no en opiniones maduras, sino en fantasías irracionales, que les perturban más por el miedo a lo desconocido que por enfrentarse a los hechos. La paz del espíritu consiste en liberarse de todos estos temores.