Autores:
  • Cuando Jesús es realmente nuestro Señor, Él dirige nuestras vidas y nosotros le obedecemos gustosamente. De hecho, ponemos cada parte de nuestras vidas bajo Su señorío - nuestro hogar y familia, nuestra sexualidad y matrimonio, nuestro trabajo o desempleo, nuestro dinero y posesiones, nuestras ambiciones y recreaciones.