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Es imposible que un hombre trabaje día y noche para ganarse la vida y, al mismo tiempo, se dedique al estudio de las sagradas enseñanzas que requiere el oficio de predicador.
Es imposible que un hombre trabaje día y noche para ganarse la vida y, al mismo tiempo, se dedique al estudio de las sagradas enseñanzas que requiere el oficio de predicador.