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  • Aquellos, sin embargo, que vieron que no se puede alcanzar la sabiduría y la vida intelectual perenne, a menos que sea dada por el don de la gracia, y que la bondad de Dios Todopoderoso es tan grande que escucha a los que invocan su nombre, y obtienen la salvación, se hicieron humildes, reconociéndose ignorantes, y dirigieron su vida como la vida de quien desea la sabiduría eterna. Y ésa es la vida de los virtuosos, que proceden en el deseo de la otra vida, que es elogiada por los santos.