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  • Por supuesto, quiero a todos los que conozco. Cómo no iba a hacerlo. En cada persona está la chispa de Dios. No me preocupa el origen racial o étnico ni el color de la piel; ¡todas las personas me parecen luces resplandecientes! Veo en todas las criaturas el reflejo de Dios. Todas las personas son mis parientes, para mí son hermosas.

    Peace Pilgrim (1992). “Peace Pilgrim: Her Life and Work in Her Own Words”, p.50, Friends of Peace PIlgrim