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  • El ladrón que está en la cárcel no es necesariamente más deshonesto que sus congéneres en libertad, sino sobre todo uno que, por ignorancia o estupidez [¡o racismo o pobreza! - Draffan] roba de una manera que no es la habitual. Roba una hogaza del mostrador del panadero y es inmediatamente encarcelado. Otro hombre arrebata el pan de la mesa de cientos de viudas y huérfanos y almas crédulas similares que no conocen las costumbres de los promotores de empresas; y, con toda probabilidad, es llevado al Parlamento.