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La formalidad se venga suficientemente del mundo por haberse reído de ella tan irrazonablemente; se destruye, es cierto, pero tiene la rencorosa satisfacción de verlo todo destruido con ella.
La formalidad se venga suficientemente del mundo por haberse reído de ella tan irrazonablemente; se destruye, es cierto, pero tiene la rencorosa satisfacción de verlo todo destruido con ella.