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  • Soy un chovinista del diseño. Creo que un buen diseño es mágico y que no se debe jugar con él a la ligera. La diferencia entre un gran diseño y uno pésimo está en el engranaje de los mil detalles que encajan o no, y en el espíritu del intelecto apasionado que los ha unido, o lo ha intentado. Por eso programar -o comprar software- basándose en "listas de características" es un esfuerzo condenado al fracaso y equivocado. Las características pueden estar tiradas, como en un cubo de basura, o cuidadosamente colocadas y entrelazadas en una elegante unificación, como en APL, o el lenguaje Forth, o el juego de ajedrez.