-
Dios nos ama más de lo que podría amarnos un padre, una madre, un amigo o cualquier otra persona, e incluso más de lo que somos capaces de amarnos a nosotros mismos.
Dios nos ama más de lo que podría amarnos un padre, una madre, un amigo o cualquier otra persona, e incluso más de lo que somos capaces de amarnos a nosotros mismos.