-
Que Dios no lo quiera, que me hizo primero tu esclavo, Yo debería en el pensamiento controlar tus tiempos de placer, O en tu mano la cuenta de horas para anhelar, Siendo tu vasallo obligado a permanecer en tu ocio.
Que Dios no lo quiera, que me hizo primero tu esclavo, Yo debería en el pensamiento controlar tus tiempos de placer, O en tu mano la cuenta de horas para anhelar, Siendo tu vasallo obligado a permanecer en tu ocio.