Los libros pueden marcar la diferencia a la hora de disipar prejuicios y crear comunidad: no con modelos de conducta y recetas, ni con nobles mensajes sobre la familia humana, sino con historias apasionantes que nos hagan imaginar la vida de los demás. Una buena historia te permite conocer a las personas como individuos en toda su particularidad y conflicto; y una vez que ves a alguien como persona -con defectos, complejo, luchador- has llegado más allá del estereotipo.