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  • Los hombres primero se deciden (y cuanto más pequeña es la mente, antes se deciden), y luego buscan las razones; y si por casualidad tropiezan con una buena razón, por supuesto que no la rechazan. Pero aunque tengan razón, sólo la tienen por casualidad.

    Richard Whately (1856). “Thoughts and Apophthegms: From the Writings of Archbishop Whateley”, p.22