-
Los árboles tienen tanta individualidad como los seres humanos. Ni siquiera dos abetos son iguales. Siempre hay algún pliegue, curva o curva de la rama que distingue a cada uno de sus congéneres.
Los árboles tienen tanta individualidad como los seres humanos. Ni siquiera dos abetos son iguales. Siempre hay algún pliegue, curva o curva de la rama que distingue a cada uno de sus congéneres.