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  • En resumen, la predicaré [la Palabra], la enseñaré, la escribiré, pero no obligaré a nadie por la fuerza, pues la fe debe venir libremente sin coacción. Tomadme como ejemplo. Me opuse a las indulgencias y a todos los papistas, pero nunca con la fuerza. Simplemente enseñé, prediqué y escribí la Palabra de Dios; por lo demás, no hice nada. Y mientras yo dormía, o bebía cerveza de Wittenberg con mis amigos Felipe y Amsdorf, la Palabra debilitó tanto al papado que ningún príncipe o emperador le infligió jamás tales pérdidas. Yo no hice nada; el Verbo lo hizo todo.

    Martin Luther (1967). “Selected Writings of Martin Luther: 1520 523”