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  • Sade tiene una curiosa habilidad para hacer sospechosos todos los aspectos de la sexualidad, de modo que vemos cómo el beso casto del amante sentimental sólo difiere en grado del mordisco vampírico que hace brotar la sangre, comprendemos que una caricia desinteresada sólo es cuantitativamente diferente de una flagelación desinteresada.