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  • En los viejos tiempos rara vez se decía a las niñas, como siempre se ha dicho a los niños, que debían tener algún plan definido, mientras eran niñas, sobre lo que debían ser y hacer cuando fueran mayores. Por lo general, sólo había un camino abierto ante ellas: convertirse en buenas esposas y amas de casa. Y la ambición de la mayoría de las niñas era seguir los pasos de sus madres en esa dirección; una ambición natural y loable. Pero las muchachas, al igual que los muchachos, a menudo debían ser conscientes de sus propias capacidades peculiares, debían desear cultivar y hacer uso de sus poderes individuales.

    Lucy Larcom (1961). “A New England girlhood”