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  • A medida que crecemos, debemos aprender que se trata de dos cosas muy distintas. El carácter es algo que uno se forja a sí mismo; el temperamento es algo con lo que se nace y que sólo se puede modificar ligeramente. Algunas personas tienen temperamentos fáciles y caracteres débiles; otras tienen temperamentos difíciles y caracteres fuertes. Todos somos propensos a confundirlos al evaluar a las personas con las que nos relacionamos. Las personas de temperamento fácil y carácter débil son más agradables que admirables; las de temperamento difícil y carácter fuerte son más admirables que agradables.

    Sydney J. Harris (1986). “Clearing the ground”, Houghton Mifflin Harcourt