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  • Un inconveniente que experimenté a veces en una casa tan pequeña, la dificultad de llegar a una distancia suficiente de mi invitado cuando empezábamos a pronunciar los grandes pensamientos en grandes palabras. Uno quiere espacio para que sus pensamientos se pongan a navegar y recorran uno o dos trayectos antes de llegar a puerto. La bala de tu pensamiento debe haber superado su movimiento lateral y de rebote y haber caído en su último y firme curso antes de llegar al oído del oyente, pues de lo contrario podría salir disparada de nuevo por el costado de su cabeza.

    Henry David Thoreau (2009). “Walden”, p.91, Cosimo, Inc.