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  • Mientras nos late el pulso y sentimos emoción, aparquemos el negocio. Las cosas nos parecerán realmente diferentes cuando nos hayamos calmado y enfriado. Es la pasión la que manda al principio, es la pasión la que habla, no somos nosotros mismos.

    Michel de Montaigne (1958). “Complete Essays”, p.540, Stanford University Press