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Llevaba una pizca de pólvora en la cabeza, como si quisiera parecer benévolo; pero si ése era su propósito, tal vez hubiera hecho mejor en empolvarse también el rostro, porque había algo en sus mismas arrugas, y en su ojo frío e inquieto, que parecía hablar de una astucia que se anunciaría a pesar suyo.