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  • Estar casado con esas mujeres de alma soñolienta es como jugar a las cartas para nada: no se despierta ninguna pasión y el tiempo se pasa en balde. Sin embargo, por mi parte, no envidio a ninguna de esas esposas madreselva, ya que en el mejor de los casos son enredaderas y suelen destruir el árbol al que se aferran con tanta ternura.

    James Boswell, Samuel Johnson (1859). "The Life of Samuel Johnson, LL. D.: Including a Journal of a Tour to the Hebrides", p.257