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  • Pero los búhos no son difíciles de encontrar, silenciosos y volando, con sus orejas aplastadas contra la cabeza mientras vuelan y sus enormes alas planeando y aleteando alternativamente mientras maniobran entre los árboles. El búho de la sabiduría de Atenea y el compañero de Merlín, Arquímedes, eran seguramente búhos chillones, no este pájaro de mirada vidriosa, inquieto sobre la rama, sin otra cosa que sangre en la cabeza.

    Mary Oliver (2006). “Owls and Other Fantasies: Poems and Essays”, p.22, Beacon Press