En la constitución de España propuesta por las últimas Cortes, había un principio completamente nuevo para mí:... que ninguna persona nacida después de ese día debería adquirir los derechos de ciudadanía hasta que supiera leer y escribir. Es imposible estimar suficientemente la sabiduría de esta disposición. De todas las que se han pensado para asegurar la fidelidad en la administración del gobierno, la confianza constante en los principios de la constitución y las enmiendas progresivas con los avances progresivos de la mente humana o los cambios en los asuntos humanos, es la más eficaz.