Autores:
  • Habiendo caído de lo eterno, los deseos del Maligno son interminables, insaciables. Habiendo caído del Ser puro, le impulsa el deseo de poseer, de llenar su vacío. Pero el problema es insoluble, siempre. Está obligado a tener y retener, a poseer y consumir, y nada más. Todo lo que toma, lo destruye.