-
Siempre que la muerte nos sorprenda, bienvenida sea si nuestro grito de guerra ha llegado siquiera a un oído receptivo y otra mano se tiende para tomar nuestros brazos.
Siempre que la muerte nos sorprenda, bienvenida sea si nuestro grito de guerra ha llegado siquiera a un oído receptivo y otra mano se tiende para tomar nuestros brazos.