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  • ¿Por qué nadie grita, nadie les escupe a la cara, nadie les salta al cuello? Nos quitamos la gorra ante los hombres de las SS que vuelven del bosquecillo; si gritan nuestro nombre, obedientemente vamos con ellos a morir, y no hacemos nada. Morimos de hambre, nos empapa la lluvia, nos separa de nuestras familias. ¿Qué es este misterio? ¿Este extraño poder de un hombre sobre otro? ¿Esta insana pasividad que no puede ser vencida? Nuestra única fuerza es nuestro gran número; las cámaras de gas no pueden albergarnos a todos.