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He abandonado todas las formas particulares de devoción, todas las técnicas de oración. Mi única práctica de oración es la atención. Mantengo una conversación habitual, silenciosa y secreta con Dios que me llena de una alegría sobrecogedora.
He abandonado todas las formas particulares de devoción, todas las técnicas de oración. Mi única práctica de oración es la atención. Mantengo una conversación habitual, silenciosa y secreta con Dios que me llena de una alegría sobrecogedora.