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Aún no había salido el sol, pero la bóveda celeste estaba impregnada de la suavidad que "trae y cierra el día", mientras todo el aire se llenaba con los villancicos de los pájaros, los himnos de la tribu emplumada.
Aún no había salido el sol, pero la bóveda celeste estaba impregnada de la suavidad que "trae y cierra el día", mientras todo el aire se llenaba con los villancicos de los pájaros, los himnos de la tribu emplumada.