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Ese valor que surge del sentido de nuestro deber, y del temor de ofender a Aquel que nos hizo, actúa siempre de manera uniforme, y de acuerdo con los dictados de la recta razón.
Ese valor que surge del sentido de nuestro deber, y del temor de ofender a Aquel que nos hizo, actúa siempre de manera uniforme, y de acuerdo con los dictados de la recta razón.