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  • Dichoso el hombre que tiene en su alma aquello que actúa sobre el abatido como los aires de abril sobre las raíces de violeta. Los regalos de la mano son plata y oro, pero el corazón da aquello que ni la plata ni el oro pueden comprar. Estar lleno de bondad, lleno de alegría, lleno de simpatía, lleno de esperanza útil, hace que un hombre lleve bendiciones de las que él mismo es tan inconsciente como una lámpara lo es de su propio brillo. Tal persona se mueve en la vida humana como las estrellas se mueven en los mares oscuros para los marineros desconcertados; como el sol rueda, trayendo todas las estaciones con él desde el sur.

    Henry Ward Beecher (1858). “Life Thoughts”, p.45