Tales debates [sobre la naturaleza de la Escritura], en mi opinión, desvían la atención de la verdadera finalidad de la Biblia. Discutir sobre definiciones particulares de las cualidades de la Biblia es como un matrimonio que discute sobre quién de los dos quiere más a sus hijos, cuando deberían dedicarse a educarlos y darles un buen ejemplo. La Biblia está ahí para permitir que el pueblo de Dios esté equipado para hacer el trabajo de Dios en el mundo de Dios, no para darles una excusa para sentarse con suficiencia, sabiendo que poseen toda la verdad de Dios.