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  • Vive y actúa dentro del límite de tu conocimiento y sigue ampliándolo hasta el límite de tu vida. Redime tu mente de los corralitos de la autoridad. Acepta el hecho de que no eres omnisciente, pero hacerte el zombi no te dará la omnisciencia; que tu mente es falible, pero volverte descerebrado no te hará infalible; que un error cometido por ti mismo es más seguro que diez verdades aceptadas por fe, porque el primero te deja los medios para corregirlo, pero el segundo destruye tu capacidad para distinguir la verdad del error.

    Ayn Rand (2005). “Atlas Shrugged”, p.999, Penguin