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En esta hora sólo quiero pedir a Dios nuestro Señor esto: que, como en el pasado, también en los años venideros bendiga nuestro trabajo y nuestra acción, nuestro juicio y nuestra resolución, que nos proteja de todo falso orgullo y de todo servilismo cobarde, que nos conceda encontrar el camino recto que su Providencia ha ordenado para el pueblo alemán, y que nos dé siempre el valor de hacer lo correcto, de no vacilar nunca, de no ceder jamás ante ninguna violencia, ante ningún peligro.